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Guía Práctica de los CAE’s

Los certificados que monetizarán los proyectos de eficiencia.

El reto del Objetivo 55, plantea tanto la neutralidad climática en 2050, como la reducción de gases de efecto invernadero en al menos un 55%, con respecto a los del 1990, desde ahora hasta el 2030. Siendo estos objetivos vinculantes tanto para la UE como para sus estados miembros.

Este desafío impactará en todos los sectores de la economía y prácticamente todos los ámbitos de la sociedad. El hecho de que los edificios produzcan más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE, concretamente un 36%, pone a este sector en uno de los vértices estratégicos del plan. De hecho, para el sector residencial, se ha establecido un objetivo específico de reducción de consumo de energía primaria de un 16% (de media en todo el parque) para el año 2030, y de un 21% para el año 2035. Las herramientas para lograr estos objetivos son la eficiencia en diseño de la obra nueva, y la renovación de los edificios menos eficientes.

Con independencia de cualquier otra subvención que pueda existir para acometer actuaciones de eficiencia energética en edificios residenciales, tanto en el aislamiento térmico como en el equipamiento eficiente (climatización, ACS, iluminación, automatización, etc), los CAE: Certificados de Ahorro Energético, se suman a los incentivos económicos que aceleran la implementación de este tipo de actuaciones.

En España, el Fondo Nacional de Eficiencia Energética (FNEE), constituido por la Ley 18/2014, de 15 de octubre, tiene como finalidad la financiación de las iniciativas nacionales de eficiencia energética, en cumplimiento del artículo 20 de la Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, modificada por la Directiva (UE) 2018/2002. Este fondo es gestionado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), adscrito al MITERD: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Secretaría de Estado de Energía, , tal y como establece el artículo 73 de la Ley 18/2014, modificado posteriormente por el Real Decreto-ley 23/2020, de 23 de junio.

El sistema de Certificado de Ahorro Energético, más conocidos como CAE o Certificados Blancos, (RD 36/2023 de 24 de enero), es el Documento electrónico que establece el reconocimiento fehaciente del ahorro anual de consumo de energía final derivado de una actuación de eficiencia energética realizada bien de acuerdo con el catálogo de actuaciones o bien bajo la consideración de actuación singular. El fin principal de los CAE’s es subvencionar actuaciones de eficiencia energética reduciendo la burocracia asociada a su gestión, permitiendo además un incentivo proporcional al ahorro conseguido.

El mercado de los CAE’s, tiene los siguientes intervinientes:

  • Los Sujetos Obligados (SO): son los comercializadores de gas, productos petrolíferos, y electricidad, que hasta ahora debían abonar al FNEE, un importe proporcional a la energía suministrada a sus clientes. A partir de ahora, podrán o bien realizar dicha aportación económica, o bien realizar una aportación de ahorros (demostrados por los pertinentes CAEs). Es decir, pueden aportar una cantidad económica o incentivar la ejecución de proyectos de eficiencia consiguiendo así minorar la aportación. Transitoriamente, se ha definido un límite en la aportación de CAEs para mantener un mínimo de un 35% en la aportación económica, requisito que se irá rebajando previsiblemente hasta al año 2027, en el que los sujetos obligados podrán realizar su aportación mediante CAEs al 100%.
  • Los Sujetos Delegados (SD): personas jurídicas de naturaleza pública o privada que puedan asumir, total o parcialmente, la delegación de la obtención de nuevos ahorros anuales de energía de uno o varios Sujetos Obligados que hayan sido previamente acreditados por parte del Coordinador Nacional del Sistema de CAE.
  • El Verificador, que es una entidad acreditada por ENAC (Entidad Nacional de Acreditación, es quien verifica la acreditación material y documental de la correcta ejecución de la actuación generadora de ahorros.
  • El Gestor Autonómico (CCAA) será el responsable de emitir cada CAE donde se haya ejecutado la actuación.
  • Y por último queda el Coordinador Nacional, que acredita el SD y va a hacer la recepción del CAE emitido por la CCAA, también hará cargo de la trazabilidad de la titularidad del CAE en las operaciones compraventa, y la contabilización de liquidaciones, para finalmente hacer el reporte a la UE de ahorros en base a los CAE liquidados.

¿Y cómo se prueba que existen ahorros? La “prueba de esos ahorros” toma la forma de CAEs medidos en kwh/año, y que están vinculados con una actuación concreta, la energía que ahorra, y la documentación que la identifica, evitando también el fraude.

En cuanto al valor económico, este, lo define el mercado por la ley de oferta-demanda y permite la monetización del ahorro. Existirá un máximo que será, la equivalencia financiera de la contribución económica que tienen que hacer al FNEE los SO. Esta Equivalencia Financiera se publicará por el MITERD anualmente, y para 2024 se ha propuesto 182,37€/MWh, del que habrá que restar los costes de la gestión y verificación.

Un CAE podrá ser liquidado hasta tres años después de haberse ejecutado la actuación que lo generó, y de momento, sólo se computarán los ahorros generados durante los 12 primeros meses de la actuación, aunque el proyecto seguirá, obviamente, consiguiendo ahorros.

La operativa para el proceso del certificado es:

  1. Ejecución de la medida y firma de convenio CAE (instalador y SO/SD)
  2. Verificación: Verificador acreditado (ENAC).
  3. Emisión: Comunidad Autónoma, a petición de SD/SO.
  4. Compra/Venta: SD/SO.
  5. Liquidación: MITECO, a petición de SO.

La plataforma facilitará a los CCAA el análisis y validación del expediente CAE, la emisión y pre-registro, también registrar cambios de titularidad de los CAE como consecuencia de la compra/venta.

Se podrán liquidar CAEs hasta 3 años después de haberse ejecutado la actuación que los originó, y hasta el 31 de diciembre de 2030.

En conclusión, el sistema de CAEs es una herramienta interesante para todas las partes, porque, aunque es mejorable, todos los intervinientes obtienen beneficios:

  • El que realiza la actuación, porque puede ejecutar actuaciones de eficiencia energética acortando el periodo de amortización, y con una burocracia y riesgos asociados a su gestión menores.
  • Las empresas instaladoras o promotoras de actuaciones de eficiência energética, porque se incrementará el volumen de actuaciones a realizar.
  • La sociedad en general porque la mejora de la eficiencia energética, y, por ende, la sostenibilidad medioambiental y calidad de vida.

Consejos para mejorar la eficiencia energética en las viviendas

El excesivo consumo energético de los edificios residenciales es una de las causas que contribuyen al cambio climático, siendo este sector, el responsable de aproximadamente el 30% de las emisiones directas, según el análisis llevado a cabo por Deloitte en el informe Ciudades energéticamente sostenibles: la transición energética urbana a 2030. 

Gran parte del parque de viviendas actual de España está formado por edificios residenciales (un 70% tiene más de 20 años de antigüedad) que no cumple con los estándares de ahorro energético, lo cual exige grandes inversiones. Hay que tener también en cuenta que dos tercios de las viviendas requieren rehabilitación y mantenimiento ya que no cumplen con las medidas de ahorro energético y aislamiento térmico necesarias. 

Desde aquí, queremos dar unos consejos, que se pueden llevar a cabo de forma sencilla, para mejorar la eficiencia energética en una comunidad de propietarios, teniendo en cuenta que solo controlando los servicios energéticos comunes se puede bajar el consumo energético hasta un 20%.: 

1.- Realizar una auditoría energética de la comunidad nos va a servir para evaluar el consumo y saber cuáles son las modificaciones que se pueden llevar a cabo para ser más eficientes.  

 2.- Centralización de los sistemas de generación energética que permita que la demanda de energía de la comunidad se produzca a través de un mix de generación solar fotovoltaica y aerotermia que satisfaga las necesidades de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria, con un alto grado de fiabilidad. La calefacción y el ACS suponen más del 60% del consumo total debido a la antigüedad de las instalaciones y al derroche de energía por la falta de control y de regulación de la temperatura. 

3.- Individualización del Consumo. El Real Decreto que transpone la Directiva 2012/27/UE sobre eficiencia energética, obliga a los edificios residenciales a instalar contadores individuales para medir el consumo de calefacción, refrigeración y agua caliente en cada vivienda, ya que de esta manera cada propietario paga por lo que consume y, en consecuencia, se gestiona mejor la demanda energética, lo que puede suponer un ahorro de entre un 20% y un 30% en el gasto energético. 

4.- Iluminación. Es una de las cosas más sencillas de llevar a cabo con un coste no excesivo y se consigue con la instalación de sistemas de detección de personas, temporizadores y/o programadores para el encendido de luces por zonas y sustitución de las luminarias por lámparas de tecnología LED. Esto es de aplicación también para los ascensores. 

5.- Solicitar el certificado energético comunitario, nos va a proporcionar una información muy relevante sobre las características energéticas del edificio y recomendaciones para mejorar la eficiencia energética del mismo. Hay que tener en cuenta que solo siguiendo las recomendaciones del certificado energético se puede llegar a conseguir una rebaja de hasta un 25% de la factura energética. 

6.- Aislamiento Térmico. La calefacción y la climatización son menos eficientes y efectivos si existe un mal aislamiento de la estructura del edificio, debido a que el confort se pierde a través de paredes, ventanas y puertas. Con un sistema de aislamiento térmico de la envolvente del edificio (SATE o Fachada Ventilada), se puede reducir la necesidad de calefacción en un 40% y bajar de forma drástica el consumo por el uso del aire acondicionado en verano. 

7.- Medidas Activas y Pasivas. Con la adopción de medidas activas el de ahorro de una comunidad puede llegar al 50%, estas pueden amortizarse entre cinco y ocho años. Y si hablamos de medidas pasivas o procesos de rehabilitación, el ahorro puede llegar al 25% del consumo actual. 

8.- Concienciación sobre Eficiencia Energética. Este es posiblemente uno de los problemas actuales de nuestra sociedad y es que somos poco conscientes, o no queremos serlo, de los beneficios que genera la eficiencia energética, ya que la principal preocupación de las comunidades de propietarios es el ahorro económico, dejando de lado el consumo eficiente, que a la larga haría el sistema más sostenible y con ahorros económicos importantes.  

En general, las comunidades de propietarios se plantean renovar las instalaciones térmicas cuando han llegado al final de su vida útil. Lo hacen sin reparar en los beneficios que reporta mejorar la eficiencia energética de las instalaciones. El ahorro energético compensa la inversión a realizar, mejora el confort de las viviendas y, además, contribuye a disminuir la emisión de gases contaminantes. Desde las administraciones también se promueve la eficiencia energética de las comunidades de vecinos. Por ejemplo, el IDAE promueve el ahorro de energía en las comunidades de propietarios.  

Para terminar, solo indicar, que siguiendo algunos de estos consejos, se consiguen al menos, un menor impacto y mejora del medioambiente. 

Consejos para ahorrar energía

Todos hemos oído hablar de como ahorrar energía en casa con nuestros sistemas de calefacción; pero ¿de verdad se pueden conseguir ahorros, sobre todo durante el invierno, cuando la necesidad de encender la calefacción es un hecho?

Partamos de los siguientes datos relevantes:

El calor en la vivienda fluye desde las habitaciones calientes hacia las más frías, y desde abajo hacia arriba. En promedio, el calor de la casa se pierde por las siguientes vías: piso (15%); paredes (35%); ventanas (10%); techo (25%); rendijas normales (15%). Una rendija anormalmente grande puede aumentar enormemente la proporción de calor perdido de nuestra vivienda.

Una gran cantidad de la energía que se consume en una vivienda a lo largo del año se destina a 2 objetivos: la calefacción y el agua caliente sanitaria.

Sin ser un especialista y solo prestando un poco a las condiciones de nuestra vivienda, sabemos cuáles pueden ser las causas y como podemos ahorrar en calefacción y poder conseguir un ahorro considerable en la factura energética. Es simple, una vivienda mal aislada necesita más energía para mantener su confort.

Lo primero es comprobar los aislamientos de ventanas y persianas. Una medida muy eficiente es instalar sistemas de doble ventana (o, al menos, el doble acristalamiento), ya que conseguiremos reducir prácticamente a la mitad la pérdida de calor con respecto al cristal sencillo. También es importante que los cajetines de las persianas no tengan rendijas y estén convenientemente aislados.

La segunda parte, que necesita algo más de inversión, afecta al aislamiento entre muros, que pueden conllevar ahorros energéticos y económicos de más de un 20% en calefacción.

Las temperaturas recomendadas en invierno, dentro de las viviendas, están comprendidas entre 19ºC y 21ºC por el día y 15ºC a 17ºC por la noche (hora de dormir) para sentirnos bien y tener un consumo energético moderado. Es muy importante entender que por cada grado que aumentemos la temperatura, se incrementa el consumo de energía aproximadamente en un 7%.

Para los radiadores y conseguir mantener una buena temperatura en las habitaciones, un procedimiento sencillo y asequible (económicamente hablando), consiste en la instalación de válvulas termostáticas en los propios radiadores. Esto nos va a hacer ahorrar mucha energía al mantener constante la temperatura.

Es muy importante, no tapar ni obstruir los radiadores para aprovechar al máximo el calor que emiten. En el caso de que estén situados en huecos, es recomendable, colocar elementos reflectantes detrás de los mismos. También es fundamental el purgado (extraer el aire) de forma periódica (al principio de cada campaña de invierno) o cuando pongamos la calefacción en marcha.

La instalación de termostatos inteligentes puede conseguir una buena optimización de la gestión y control de nuestra calefacción. Si a esto le sumamos, sistemas de control y regulación centralizados (domótica), que permiten diferenciar distintas zonas, registrar y dar la señal de aviso en caso de averías, integrar funciones de seguridad y poder manejar los equipos instalados y conectados a nuestra red a distancia a través de nuestro teléfono móvil, esto, también permite ahorrar en la factura.

Es conveniente apagar la calefacción durante la noche (salvo en zonas muy frías), y en aquellas habitaciones que sean menos utilizadas, poniendo la posición del termostato en el modo de economía (15ºC), que es la misma recomendable si no vamos a estar en la vivienda en ausencias, más o menos prolongadas, incluso llegando a apagarla en ausencias de más de 15 días.

Otro factor importante que afecta a la temperatura de nuestras viviendas y que es un mal bastante generalizado, que nos hace malgastar energía, es la ventilación. Para ventilar completamente una habitación es suficiente con mantener abiertas las ventanas alrededor de 10 minutos (máximo 15) para renovar el aire.

Otra forma de conseguir una optimización en el consumo es conseguir un buen funcionamiento de nuestra caldera (cualquier tipo), esta, debe someterse a revisiones periódicas. Es aconsejable una revisión anual al inicio de la temporada de calefacción. Una caldera sucia tiene dificultades para la combustión y, por tanto, consume más. Un mantenimiento adecuado del sistema de calefacción (caldera y radiadores) nos ahorrará hasta un 15% de la energía.

Y, para terminar, algo que sabemos que es complicado, es entender si tenemos la tarifa energética adecuada para nuestro consumo y si podemos mejorarla.